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Blog de literatura, cine y música.

domingo, 1 de mayo de 2011

Für Elise

Escuchaba la bagatela “Para Elise” de Bethoveen e instintivamente pensó que el fantasma de Therese la perseguiría para toda la vida. En cada nota blanca, negra y corchea, en cada silencio hasta en la coda, ella estaría ahí presente. Algunas vidas no tiene muchas opciones, y sin duda, los errores de traducción arruinaron a Therese. Pero su esencia, la “amada inmortal” siempre estaría ahí, a sabiendas que Elise era una clara impostora. Y aunque resurgieran las lagrimas a borbotones y Elise sólo fuera una creación, víctima desubicada, de un copista despistado la “llamada del destino” le había hecho parte transcendental de Ludwing desde 1810. ¿Tanto tiempo estuvimos equivocados? ¿Qué fue de Therese? ¿Cayó en el olvido? ¿Y de Elise? ¿Dejó ser amada, a sabiendas que podía desaparecer tras la exposición de la realidad? Y mientras los fantasmas de Therese y Elise ronroneaban por la sala la abstracción musical de la pieza continúo sonando con brío y fuerza, las notas fueron hilándose hasta la inesperada caída en tonos menores y tristes. Una base dramática, de tintes románticos, cierta monotonía y un final en pausa dieron paso al mutis de la obra.

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